Los seguros resultan de mucha utilidad para protegerse frente a situaciones que no se sabe seguro si van a ocurrir. Sin embargo, hay algunos que cubren riesgos que se sabe al 100% que se van a materializar. De ahí la importancia de conocer las diferencias entre seguro de vida y seguro de decesos, para saber cuál contratar en cada momento.
¿Qué es un seguro de vida?
El seguro de vida es un contrato entre una persona (el asegurado) y la entidad aseguradora. Con base en este documento, si el asegurado fallece, los beneficiarios que haya designado reciben la cantidad económica pactada.
Por ejemplo, si un hombre contrata una póliza de vida por valor de 50.000 euros y designa como beneficiaria a su esposa, cuando este fallezca, la aseguradora pagará esa cantidad a la mujer.
Tener un seguro de este tipo no es obligatorio, pero puede resultar útil en muchos casos:
- Si se tienen personas que dependen económicamente del asegurado. Esta es una buena forma de garantizar que podrán cubrir sus necesidades económicas si este falta. Por ejemplo, un matrimonio con hijos en edad escolar, que en caso de fallecer alguno de los progenitores, el seguro de vida pudiera cubrir el coste de los estudios de los hijos.
- Deudas y obligaciones. Si están pendiente de pago grandes deudas como una hipoteca, el dinero del seguro servirá para cubrir esas obligaciones.
¿Qué es un seguro de decesos?
Esta modalidad de seguro se centra en cubrir los gastos y los trámites que están relacionados con el fallecimiento de una persona. Por ejemplo, el traslado del cuerpo, el funeral, las tasas administrativas que hay que pagar el Ayuntamiento para hacer uso del cementerio, etc.
Supongamos que fallece una persona que tiene contratado un seguro de decesos. Cualquier familiar o amigo cercano puede ponerse en contacto con la aseguradora y esta hará todos los trámites necesarios para que pueda llevarse a cabo el funeral y el posterior entierro o incineración. Sin exigir ningún tipo de pago a los familiares, puesto que los gastos los cubre la póliza.
Es más, si resulta que el coste final del proceso es inferior al monto asegurado, se entrega a la familia la cantidad sobrante.
Como ocurre con el seguro de vida, la contratación de estas pólizas tampoco es obligatoria. Sin embargo, resultan de mucha utilidad en casos como estos:
- Aliviar la carga económica a la familia. La principal razón para contratar este seguro es tener la certeza de que la familia no tendrá que asumir el coste que supone un funeral.
- Aportar tranquilidad a la familia en un momento de duelo. La aseguradora se hace cargo de todo, por lo que la familia puede centrarse en el duelo y no tiene que estar pendiente de cuestiones técnicas o administrativas.
Diferencias entre seguro de vida y seguro de decesos
Para entender mejor en qué consiste cada seguro y despejar posibles dudas, es necesario analizar en detalle las diferencias que hay entre ellos.
Objetivo de la póliza
El seguro de vida tiene un enfoque que es básicamente económico. Su finalidad es proporcionar recursos económicos a los beneficiarios si el asegurado fallece o se queda inválido.
En el caso del seguro de decesos, no hay una entrega directa de dinero a la familia. Lo que hace la aseguradora es hacerse cargo de todos los gastos y trámites relacionados con el sepelio: ataúd, tanatorio, coche fúnebre, esquelas, incineración o entierro, trámites administrativos e incluso repatriación del cuerpo si fuera necesario. Si tras abonar todos los gastos queda algún remanente, entonces sí entrega ese dinero a los beneficiarios.
Beneficiarios del seguro
En el seguro de vida el tomador puede designar directamente a los beneficiarios, que generalmente son la familia más directa. También puede ser él mismo en caso de que no se produzca su muerte, sino que se vea afectado por una invalidez cubierta por la póliza.
En el seguro de decesos a priori no hay un beneficiario como tal, porque consiste en el pago de los gastos funerarios. Ahora bien, el capital no consumido se entrega a los herederos, o a los beneficiarios si el tomador los hubiera designado.
Momento en que actúa cada seguro
El seguro de decesos es de acción inmediata una vez que se produce el fallecimiento. En cambio, el seguro de vida tarda un tiempo en cobrarse. De hecho, para poder acceder al dinero hay que acreditar la muerte del tomador y que se tiene la condición de beneficiario.
Cobertura y servicios incluidos
El seguro de decesos ha evolucionado con el paso del tiempo y ofrece servicios muy completos. Las pólizas ya no se limitan a cubrir los gastos funerarios, también pueden incluir servicios adicionales como:
- Apoyo psicológico a los familiares directos.
- Asistencia jurídica.
- Gestoría para los trámites post mortem.
- Borrado de la huella digital.
- Ayuda al tomador en la elaboración de su testamento y en la planificación del funeral.
El seguro de vida puede incluir coberturas adicionales en caso de invalidez absoluta permanente, enfermedades graves, etc. Lo que no cubre nunca son los servicios o gestiones que deben realizarse tras la muerte del tomador.
Edad de contratación y duración
El seguro de decesos suele contratarse al llegar a la mediana edad, y se puede mantener durante toda la vida. Si bien puede contratarse desde temprana edad, de forma que la prima a abonar sea mucho menor.
En cambio, el seguro de vida se contrata principalmente cuando hay cargas económicas importantes o responsabilidades financieras familiares. Una vez que esa necesidad económica ha desaparecido, lo habitual es cancelar la póliza. Sería el caso por ejemplo, de un seguro de vida ligado a una hipoteca.
Más allá de las diferencias entre seguro de vida y seguro de decesos: la compatibilidad
El seguro de vida tiene un enfoque financiero, busca dar tranquilidad económica a quienes sobreviven al asegurado. En cambio, el seguro de decesos busca aliviar la carga económica, organizativa y emocional que supone para la familia hacer frente a un funeral. Sin embargo, ambos seguros son totalmente compatibles entre sí.
No siempre es necesario elegir entre uno y otro, porque nada impide contratar ambos. Si quieres que a tu familia no le falten recursos económicos, puedes contratar una póliza de vida. Si, además, no quieres que tengan que preocuparse por nada cuando llegue el momento de celebrar tu funeral, también puedes contratar un seguro de decesos.
Conclusión
Las diferencias entre seguro de vida y seguro de decesos son significativas. No obstante, las coberturas que ofrecen son fácilmente compatibles entre sí. En caso de que lo que necesites en este momento sea ayuda para organizar la despedida de un ser querido, en Proxima Serveis Funeraris estamos a tu disposición.