Cómo hacer el mantenimiento de una lápida en el cementerio

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El mantenimiento de la lápida es una tarea que recae sobre los seres queridos de la persona que está enterrada, o cuyas cenizas se encuentran en el columbario. Y así como velamos por hacer una buena despedida, debemos dedicar tiempo y cariño a mantener el lugar de sepultura en buen estado.

La importancia de cuidar la lápida

La lauda o lápida es una placa (generalmente de piedra) que se coloca sobre una tumba para identificar al difunto y conmemorar su memoria. Sirve para que todo el mundo sepa quién es la persona que está allí y, en algunos casos, suele incluir fotografías y/o algún epitafio.

Al estar expuesta a la intemperie, la lápida se va degradando con el paso del tiempo. No podemos frenar totalmente ese desgaste, pero sí podemos ralentizarlo si hacemos un buen mantenimiento de la misma. Por ejemplo, quitando de forma periódica la suciedad y aplicando selladores o protectores, conseguimos que la losa permanezca en buenas condiciones durante muchos años.

Mantenimiento de una lápida: ¿Cómo se lleva a cabo?

Las tareas de mantenimiento de una lápida van de las más sencillas a las más complejas. Algunas las podemos realizar nosotros mismos, y para otras es conveniente buscar ayuda especializada.

Limpieza

La limpieza es la tarea más básica y fundamental de mantenimiento de la lápida. Para llevarla a cabo es conveniente usar agua, jabón neutro, cepillos suaves, esponjas y paños de microfibra.

Empieza retirando las hojas y otra suciedad con un cepillo de cerdas blandas, que no arañen la superficie. Después, moja con agua limpia la piedra y, con la ayuda de una esponja, aplica una solución jabonosa diluida en agua, incidiendo en las zonas en las que se acumula más suciedad, como en las letras. Enjuaga con agua limpia, y seca con el paño de microfibra para no dejar restos.

Te recomendamos tener presente que hay materiales que requieren de unos cuidados especiales, como por ejemplo:

  • Mármol. Al ser poroso solo se aconseja utilizar jabones neutros. Evitaremos en todo caso los productos ácidos o abrasivos porque pueden dañar su superficie.
  • Granito. Tampoco conviene usar productos fuertes, pero en caso de manchas resistentes se puede aplicar una solución de agua y bicarbonato de sodio para eliminarlas.
  • Bronce. El bronce de las letras y de los acabados es mejor limpiarlo con un producto específico para este material si hay manchas de óxido.
 

La frecuencia con la que hay que hacer esto depende de las condiciones a las que esté expuesta la lápida y del tiempo disponible. No obstante, en la mayoría de los casos es suficiente con hacerlo una o dos veces al año.

Reparación de daños

Es normal que en las lápidas aparezcan daños como grietas o desprendimientos por el paso del tiempo. Son consecuencia de la exposición continuada a la intemperie, que acaba produciendo una erosión de la piedra:

  • Las grietas se pueden reparar con un sellador especial. Hay que limpiar la zona, aplicar la masilla y dejar secar siguiendo las instrucciones del fabricante.
  • En el caso de astillas o desprendimientos, lo ideal es usar un adhesivo especial para piedra. Como en el caso anterior, se limpia la zona afectada antes, luego se aplica el adhesivo y se presiona la pieza que se ha desprendido hasta que se adhiera completamente.
 

Si los daños no son importantes, los podemos reparar nosotros mismos con estos productos que hemos señalado. En el caso de que sean graves, conviene ponerse en contacto con un especialista para ver qué solución se le puede dar al problema. En Proxima podemos ayudarte si te pones en contacto con nosotros.

Cuidado de la vegetación

Es buena idea aprovechar el momento de la limpieza de la lápida para eliminar la maleza que crece alrededor de la misma, para evitar que pueda llegar a dañar la superficie de la piedra si crece demasiado.

También hay que cuidar las flores o el jardín que haya alrededor de la lápida, para garantizar que esta tenga un aspecto limpio y cuidado en todo momento.

Pulido de la lápida

El pulido es un procedimiento con el que las lápidas más antiguas pueden recuperar el brillo y la belleza de su apariencia original. Sirve también para eliminar imperfecciones, arañazos, rayones y para mejorar la legibilidad de los grabados desgastados. 

Cabe decir que no todas las lápidas se pueden pulir ni el trabajo se hace igual en todos los casos. Por eso, esta es una tarea que hay que dejar siempre en manos de profesionales. Aunque supone una pequeña inversión, deja la lápida como nueva, lo cual es una muestra más de respeto y cariño hacia aquellos de nuestros seres queridos que ya se han marchado.

Conclusión

El mantenimiento de una lápida contribuye a que esta se mantenga en buen estado durante más tiempo, y a que tenga buen aspecto. Sin duda, es una manera de manifestar que nos acordamos de quienes se fueron, y de conseguir que las visitas al cementerio sean algo más amable. Y es que siempre resulta más agradable visitar una tumba o un nicho que está bien cuidado, ¿verdad?

Si te encuentras en el doloroso momento de despedir a un ser querido, en Proxima Serveis Funeraris estamos a tu disposición.

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